La diabetes es una enfermedad que puede afectar a personas de todas las edades. Sin embargo, puede ser especialmente compleja durante la vejez. Por eso, a continuación, te queremos contar todo lo que tienes que saber sobre un tipo en particular que es la diabetes tipo 2, cómo debe ser la atención al adulto mayor en estos casos y mucho más.
¿Cuál es la diabetes tipo 2?
Lo primero que debemos hacer es definir cuál es la diabetes tipo 2. La diabetes tipo 2 es el tipo más común de diabetes. Se trata de una enfermedad que sucede cuando existe un nivel de glucosa en sangre que es muy alto.
La glucosa en sangre es algo normal debido a que esta representa la principal fuente de energía para las actividades de todos los días y proviene de los alimentos que se consumen. Luego, aparece la insulina. La insulina es una hormona que es producida por el páncreas y que ayuda a que la glucosa pueda ingresar en las células para ser utilizada a modo de energía.
Cuando una persona tiene diabetes tipo 2, lo que sucede es que el cuerpo no es capaz de producir una cantidad suficiente de insulina para lograr esa transformación o que la produce pero no sabe cómo usarla adecuadamente. Esta situación lleva a que la glucosa quede en la sangre en exceso y no llegue a las células.
¿Cuáles son los síntomas de diabetes tipo 2?
Reconocer los síntomas de la diabetes tipo 2 es muy importante para poder buscar un diagnóstico y tomar medidas al respecto a fin de evitar que el cuadro empeore y reducir sus consecuencias. En este sentido, podemos decir que los síntomas de diabetes tipo 2 se suelen desarrollar lentamente. Muchas veces sucede que las personas padecen diabetes tipo 2 sin enterarse de ello hasta que ha pasado mucho tiempo.
En los momentos en que los síntomas aparecen, estos pueden variar en gravedad de acuerdo a diferentes cuestiones. Sin embargo, suelen ser:
- Aumento en la sed, incluso tomando una gran cantidad de agua.
- Problemas de la visión.
- Aumento del hambre.
- Aparición de llagas que demoran en sanar.
- Fatiga más frecuente.
- Pérdida de peso sin modificación en los hábitos.
- Frecuente entumecimiento en los pies o en las manos.
- Oscurecimiento de partes de la piel como las axilas y el cuello.
Principales causas de la diabetes tipo 2
Ahora que hemos visto los síntomas, es momento de hablar de cuál es la causa de la diabetes tipo 2. Podemos decir que esta se relaciona especialmente con dos problemas que están vinculados entre sí. El primero tiene que ver con que las células en los músculos, el hígado y la grasa generan una resistencia a la insulina.
Eso hace que las células no puedan interactuar de manera adecuada con la insulina, reduciendo su incorporación de azúcar y, por tanto, dejando que sea más alto el nivel de glucosa que queda circulando por la sangre.
El segundo, por su parte, tiene que ver con que el páncreas no puede producir la cantidad suficiente de insulina para poder controlar los niveles de glucosa en la sangre. Se trata de dos factores que pueden ir por separado o que, en algunos casos, pueden aparecer en conjunto.
También es importante entender qué hace la glucosa. La glucosa es saludable, proviene de los alimentos y del hígado y se absorbe para utilizarse en forma de energía. Es, en definitiva, la principal fuente de energía de las células que forman los tejidos del cuerpo. Cuando hay diabetes tipo 2, sucede que este proceso no funciona adecuadamente y el azúcar se acumula en el torrente sanguíneo.
¿Cómo prevenir la diabetes tipo 2?
La diabetes tipo 2 es una enfermedad que no tiene cura, pero sí puede prevenirse. Existen factores de riesgo que hacen que esto sea más posible, como es el sobrepeso pero, también, el factor genético de tener padre o madre con diabetes tipo 2. Además, una persona puede haber tenido diabetes gestacional, que es la que aparece a lo largo del embarazo.
La diabetes tipo 2 es una enfermedad que no tiene cura, pero sí puede prevenirse. Existen factores de riesgo que hacen que esto sea más posible, como es el sobrepeso pero, también, el factor genético de tener padre o madre con diabetes tipo 2. Además, una persona puede haber tenido diabetes gestacional, que es la que aparece a lo largo del embarazo.
Existen formas de prevenir la diabetes tipo 2 o de retrasar su aparición. Una de ellas tiene que ver con tener un plan de alimentación que sea saludable y que se base en la incorporación de diversos nutrientes reduciendo las calorías y el consumo de azúcares. Además, es importante hacer actividad física varias veces a la semana. A su vez, otras claves que se pueden tener en cuenta para reducir las chances de sufrir diabetes tipo 2 son:
- Hacer al menos 30 minutos de actividad física 5 días a la semana, que no necesita ser de intensidad.
- Llevar una alimentación equilibrada.
- Beber bastante agua todos los días.
- Bajar de peso y mantenerse en caso de obesidad.
La diabetes y la atención a personas adultas mayores
La diabetes tipo 2 es una enfermedad que aumenta con la edad. Hoy en día, el 40% de las personas que sufren diabetes tienen más de 65 años. El propio deterioro cognitivo y funcional que se suele tener con el paso de los años puede verse especialmente afectado por la diabetes, generando un empeoramiento veloz en la condición de las personas.
Una persona de la tercera edad con diabetes necesita de acompañamiento. Se trata de una atención integral del adulto mayor. Por eso, a continuación, vamos a ver algunos de los cuidados que se deben tener en cuenta en la atención a personas adultas mayores con diabetes tipo 2:
- Acompañarlo en la realización de actividad física adecuada para él y de bajo impacto, pero la mayor cantidad de veces a la semana posible.
- Control de la alimentación, reduciendo la ingesta de grasas y buscando una dieta saludable y equilibrada.
- Orientar en la realización de un examen anual de los riñones.
- Inspeccionar y cuidar los pies para detectar precozmente zonas enrojecidas.
- Revisar periódicamente la visión para ver si hay señales de cataratas o de maculopatía.
*NOTA: los consejos y recomendaciones descritas en este blog son opiniones basadas en el conocimiento del cuidado al adulto mayor, pero no de profesionales médicos. Antes de realizar cualquier cambio en dieta, cuidados o manejo de personas enfermas, deben consultar con un doctor que corrobore dichas acciones.
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